Nadie confiaba demasiado en Sony y su nuevo sistema de videojuegos, allá por 1993 Sony era una completa extraña en el mercado de las consolas. La compañía nipona ya había intentado antes adentrarse en el creciente y rentable mundo de los videojuegos trabajando inicialmente para Nintendo. Sony diseñó uno de los componentes clave de Super Nintendo, el brillante chip de sonido. No solo eso, ambas compañías acordaro también el diseño y fabricación de la unidad lectora de CDs. Sin embargo, Nintendo finalmente rompió con Sony en favor de Philips, su eterna competidora. El panorama parecía negro para Sony. Pero nada más lejos de la realidad. Sony siguió con el artilugio, pero ya como consola independiente. Los japoneses no querían fallar esta vez. Se aseguraron un hardware a la altura contratando a Ken Kutaragi, y para el software se hicieron por 6000 millones de pesetas con la aclamada compañía inglesa Psygnosis. PlayStation fue un éxito, y aún hoy sigue siendo la marca más reconocible cuando hablamos de videojuegos